En 1907, el egiptólogo y arqueólogo Howard Carter fue contratado por George Herbert, el quinto conde de Carnarvon, para financiar sus excavaciones en el Valle de los Reyes, Egipto. Carter ostentaba la reputación de ser escrupuloso con su trabajo y de preservar íntegramente todos los descubrimientos.En 1922, Carnarvon advirtió a Carter que solo gozaría de financiación para una temporada más de excavaciones. El 4 de noviembre de 1922, revisando una excavación previamente abandonada, su equipo descubrió un escalón tallado en la roca. Al final del día siguiente, una escalera entera había sido desenterrada. El 26 de noviembre de 1922, con Carnarvon a su lado, Carter abrió una pequeña brecha en la esquina de la puerta que había al final de la escalera. Habían descubierto la tumba de Tutankamón, el niño rey que gobernó Egipto desde 1332 hasta 1323 A.C.Aunque no existían evidencias sobre la tumba, dos veces había sido allanada por los saqueadores, pero sorprendentemente todavía estaba intacta. La tumba estaba abarrotada con miles de objetos de valor incalculable, incluidos los sarcófagos que contenían los restos momificados del faraón. Cada objeto de la tumba fue registrado y catalogado, un proceso que duró casi ocho años. Ahora, gracias a los avances en el mundo de la fotografía, podemos ver todo el proceso a color de uno de los mayores descubrimientos de la arqueología. Dynamichrome, la empresa encargada del proyecto, ha realizado este fantástico trabajo para la exposición “El Descubrimiento del Rey Tut”, que se inagurará en Nueva York el 21 de noviembre de este año. Veamos algunas de las mejores fotografías:
Máscara funeraria Tutankamón – 1925
Howard Carter, Lord Carnarvon y un trabajador egipcio abriendo el santuario más interno y observando por primera vez el sarcófago de granito del faraón – 1924
El cuerpo del faraón estaba encerrado en 4 santuarios de madera dorada, un sarcófago de granito y otros tres más dentro de este. El sarcófago más interno es el más famoso de todos, compuesto de 110,4 kg de oro macizo.
Cama ceremonial tallada con la forma de la diosa Hathor, rodeada de otros muchos enseres personales del niño rey en la antecámara de la tumba – 1922
Vista parcial de la antecámara: una cama de leones dorados, cofres y al fondo los dos centinelas con bastón y sistro, en madera policromada y oro – 1922
Las estatuas centinelas es uno de los objetos más icónicos de todos los que se encontraron. Representan elKa o fuerza vital del faraón.
El hallazgo también incluía bastantes maquetas de barcos muy bien conservadas – 1923
La cámara del tesoro comprendía un número considerable de maquetas de distintos tipos de embarcaciones, desde pequeñas falucas de pesca y barcos de transporte, hasta embarcaciones de uso ceremonial para ayudar al difunto a realizar el viaje al Más Allá junto a sus padres.
Vista de las dos camas ceremoniales y demás objetos que pertenecieron a Tutankamón en vida – 1922
Bajo la cama de los leones dorados había varios cofres y una silla de ébano y marfil que rey usaba cuando era niño – 1922
Busto de la diosa vaca Hathor y al fondo el cofre dorado de los vasos canopos que contenían los órganos internos del faraón – 1923
Conjunto de cofres dentro de la cámara del tesoro – 1923
Vasos de alabastro tallados en la antecámara – 1922
Estos vasos eran usados para guardar perfumes, aceites y ungüentos.
Un laboratorio improvisado en la tumba de Seti II, donde los conservadores Arthur Mace y Alfred Lucas están limpiando una de las estatuas centinelas – 1924
Howard Carter, Arthur Callender y un trabajador egipcio envolviendo una de las estatuas centinelas para su transporte – 1923
Arthur Mace y Alfred Lucas trabajando en un carro de oro de la tumba de Tutankamón, fuera del “laboratorio” establecido en la tumba de Seti II – 1923
Estatua de Anubis representado como chacal, en la cámara del tesoro – 1923
Esta estatua reposaba sobre un cofre que contenía un pectoral, joyas, amuletos, etc.
Carter, Callende y dos trabajadores quitando la pared de separación entre la antecámara y la cámara funeraria – 1923
Dentro del primer santuario exterior que guardaba el cuerpo del faraón, encontraron un enorme manto de lino con rosetas de oro que recuerda al cielo estrellado – 1923
Carter, Mace y un trabajador egipcio enrollando cuidadosamente el manto de lino que cubre el segundo santuario
Carter, Callender y dos trabajadores egipcios desmantelando cuidadosamente uno de los santuarios de oro de la cámara funeraria – 1923
Howard Carter examinando el sarcófago de Tutankamón – 1925
Carter y un trabajador examinando el sarcófago más interno de oro macizo – 1925
Lord Carnarvon, financiador de la excavación, leyendo en la terrada de la casa de Carter, cerca del Valle de los Reyes – 1923
Al recordar las palabras del propio Carter sobre el momento en que abrió la tumba, no podemos ni imaginar la emoción y la descarga de adrenalina que tuvo que vivir en ese momento:
“Despacio, desesperadamente lento, el resto de escombros del pasaje que estorbaban en la parte inferior de la puerta fueron sacados. Con manos temblorosas hice una pequeña grieta en la esquina superior izquierda. Y luego, ampliando el agujero ligeramente inserté la vela y miré detenidamente. Al principio no podía ver nada, el aire caliente que se escapaba de la cámara hacía que la llama de la vela se moviese muy rápido, pero cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, los detalles de la habitación emergieron lentamente de la niebla. Animales extraños, estatuas y oro. Por todas partes el brillo del oro.”– Howard Carter –
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